A partir de los años cincuenta, todo movimiento contracultural ha basculado sobre dos pilares importantes: su estética y su música. Mary Quant y su minifalda crearon el uniforme de la escena cultural que floreció en Londres en los sesenta (denominada Swinging London) y cuya banda sonora pusieron The Beatles, The Rolling Stones o The Who.
Mientras, al otro lado del Atlántico cobraba fuerza el movimiento hippy con sus pantalones acampanados y los estampados tie-dye artesanales. Pero no fue hasta la irrupción del punk cuando se constató la decisiva influencia de una diseñadora en un movimiento de esta magnitud, siendo los británicos Vivienne Westwood y su pareja Malcom McLaren los creadores de la imagen del grupo Sex Pistols y la gran influencia estética de todo el movimiento punk.
Actualmente, la música está íntimamente vinculada a la moda a través de las grandes estrellas mediáticas del pop, que han hecho de su imagen un factor determinante de su éxito.
Hoy y dedicado a Antonio, me quedo con su admirada Madonna, pionera en fusionar imagen y música y que contribuyó a encumbrar a diseñadores como Jean Paul Gaultier.
Creo que a la Reina del pop, a día de hoy no hay quien le llegue al tacón de sus zapatos.
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